Cómo estimular la curiosidad

Sabemos que la curiosidad es un elemento muy importante a la hora de aprender. ¿Cómo podemos despertar esa curiosidad en nuestros estudiantes? se pregunta el profesor en economía y psicología de la Universidad Carnegie Mellon, George Loewenstein. En su libro La Psicología de la Curiosidad (The Psychology of Curiosity), Loewenstein afirma que la curiosidad despierta cuando la atención se enfoca en algo que desconocemos. Esos vacíos de información producen una sensación de privación, que se vuelve curiosidad. La curiosidad individual se ve motivada por obtener la información que falta para reducir o eliminar esa sensación de privación.
En el blog Mindshift, publican tres consejos prácticos basados en las teorías de Loewenstein:

1. Comienza por la pregunta. El científico cognitivo Daniel Willingham ha notado que los docentes –junto a los padres, administradores y líderes de todo tipo– suelen estar tan interesados en la respuesta que no se toman el tiempo suficiente para formular la pregunta. Esto lo explica en su libro ¿Por qué a los estudiantes no les gusta la escuela? (Why don’t students like school?), en el que afirma que es la pregunta lo que estimula la curiosidad. En lugar de comenzar por la respuesta, intenta despertar interés por la pregunta y que esta sea la que genere un vacío de información.
2. Enciende la mecha. George Loewenstein considera que la curiosidad requiere algún conocimiento previo. No nos despierta curiosidad aquello sobre lo que no sabemos nada. Pero en cuanto aprendemos un poco, nuestra curiosidad se despierta y queremos saber más. De hecho, algunas investigaciones demuestran que la curiosidad aumenta con el conocimiento: mientras más sabemos, más queremos saber. Para comenzar con este proceso, Loewenstein sugiere “encender la mecha”, generando intriga con un poco de información incompleta.
3. Invita a la comunicación. Los docentes de idiomas han mantenido la idea de utilizar ejercicios que generen un vacío de información y luego solicitarle a los estudiantes que se comuniquen entre ellos para llenarlo. Por ejemplo, puedes darle a un estudiante una serie de imágenes que muestren el comienzo de una historia, y a su compañero, una serie de imágenes que muestren el final de esa historia. Solo al hablar entre ellos (en el idioma extranjero que estén aprendiendo, obviamente) podrán completar la información que a cada uno le falta.

¿Conoces alguna otra forma de despertar la curiosidad? -

Fuente: Club Ediba

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